“EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE.” (5)

“SEMANA CLAVE EN LA CONSUMACIÓN DEL PLAN DE DIOS.”

“ENTRADA TRIUNFAL A JERUSALÉN.”

“La gente… gritaba: «¡Sálvanos, Mesías nuestro! ¡Bendito tú, que vienes en el nombre de Dios! Por favor, ¡sálvanos, Dios altísimo!»” (Mateo 21:9, BLS).

UN DOMINGO COMO HOY HACE CASI 2000 AÑOS, Jesús, el Mesías prometido, estaba entrando a Jerusalén tal como lo había profetizado Zacarías: “¿Quién es este que viene a Jerusalén? ¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.” (9:9 BAD). Toda la ciudad estaba alborotada por la entrada de Jesús. La gente preguntaba «¿Quién es éste?» (Mateo 21.10, NTV). La mayoría de la gente veía en aquel hombre al rey que vendría a restaurar el reinado terrenal de David. Veían en Él al hombre que liberaría la nación del dominio del imperialismo romano. Aquel domingo la gente se lanzó a las calles en una “caravana de victoria” dando loas al nuevo rey…  Solo que, para el viernes de esa semana, la multitud habría cambiado su actitud hacia el Rey.

¿QUÉ REALMENTE MOVÍA A JESÚS A ENTRAR A JERUSALÉN? Juan el Bautista un tiempo antes había hablado sobre aquel Hombre que hoy entraba a Jerusalén: “…entre ustedes hay alguien a quien no conocen, …al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias… Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1.26–29, NVI). Aquel Hombre que entraba a Jerusalén es el Hijo de Dios. En aquella semana de pascua, Jesús entregaría su vida como la máxima expresión del amor de Dios por la raza humana: “En esto consiste el amor verdadero… en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.” (1 Juan 4.10, NTV). Jesús entró a Jerusalén a ofrecerse como “sacrificio por el pecado.” (Romanos 3.25).

Ese era el Plan ideado por Dios para declarar justos a los hombres ante sus ojos. “…el misterioso plan que Dios, el Creador de todas las cosas, mantuvo oculto desde el comienzo.” (Efesios 3.9, NTV).

LA BIBLIA DICE QUE EN EL PRINCIPIO “Dios creó los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1). La obra maestra de todo lo creado fue el hombre y la mujer: “Luego Dios dijo: «Ahora hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza.» Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer. Y los bendijo… Dios vio todo lo que había hecho, y todo había quedado muy, pero muy bien.” (Génesis 1:26-31, PDT). Nosotros los humanos, somos su obra maestra: “Pues somos la obra maestra de Dios.” (Efesios 2.10, NTV).

En el evangelio de Juan se nos revela que en aquel acto de creación ya estaba Jesús, el Hijo amado de Dios: “En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.” (Juan 1:1-3, DHH).

ALGO VINO A DESTRUIR LA OBRA MAESTRA DE DIOS: “…la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero.” (Apocalipsis 12.9, NTV). La serpiente antigua engañó al primer hombre y a la primera mujer. Ellos cedieron a la tentación de Satanás, quien refutó la verdad que Dios había dicho al hombre. La serpiente les dijo: “¡No morirán! …Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.” (Génesis 3.4–5, NTV).

TRES MENTIRAS LE DIJO LA SERPIENTE AL HOMBRE:

  1. “¡NO MORIRÁN!” Ya Dios había advertido a la primera pareja que no debían ni tocar ni comer del árbol del conocimiento del bien y del mal: “…si lo hacen, morirán.” (Génesis 3.3). ¡Ellos prefirieron la mentira de Satanás! El resultado fue la muerte. A partir de aquel acto de desobediencia: “…cada persona está destinada a morir.” (Hebreos 9.27, NTV); “Pues la paga que deja el pecado es la muerte.” (Romanos 6.23, NTV).
  2. “SERÁN COMO DIOS.” Ser “como Dios” no es lo mismo que ser a “imagen de Dios.” Una imagen según el Diccionario Vox, es la “figura de una persona o cosa captada por el ojo, por un espejo, un aparato óptico, una placa fotográfica, etc., gracias a los rayos de luz que recibe y proyecta.” La “imagen de Dios” en el hombre solo es visible cuando la Luz de Dios se proyecta en nosotros. Cuando vivimos separarnos de Dios, Su imagen desaparece de nuestro ser, porque Su Luz deja de iluminarnos. En el huerto del Edén el hombre podía reflejar la “imagen de Dios” porque Dios se movía en medio de ellos: “El Eterno Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día.” (Génesis 3:8, BDI). Toda cualidad de Dios en el hombre desaparece a causa del pecado. La propuesta de Satanás al hombre, fue un acto de rebeldía y provocación. La seducción de Satanás fue decir al hombre que podía SER DIOS.   Ese pecado nos separa de Dios. Separados de Dios perdemos toda la gloria de la que Él nos hizo participes. Así lo expresó Jesús: “El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.” (Juan 15.5–6, NVI).
  3. “CONOCIENDO EL MAL.” La curiosidad por conocer y practicar el mal nos separó de Dios. Dios no puede habitar junto al mal porque en Él no hay maldad: “Él es… un Dios de verdad y no hay maldad en él.” (Deuteronomio 32.4, RVR95). Dios es Santo: “¡el SEÑOR nuestro Dios es santo!” (Salmo 99.9, NTV). “La palabra Santo, señala a la perfección de Dios, a su majestad, a su justicia y oposición a todo pecado. Es una característica aplicable a todo lo que se pueda decir que Dios es o hace.” Nuevo Diccionario de la Biblia.

Le es imposible al hombre presentarse ante Dios después de haber conocido y practicado el mal. El pecado nos separa de Dios. Esa fue la razón por la que Dios “los expulsó del jardín de Edén.” (Génesis 3.23).

JESÚS LLEGÓ A JERUSALÉN A ROMPER LA BARRERA QUE SEPARÓ AL HOMBRE DE DIOS. El “Domingo de Ramos” se inició una semana clave en el cumplimiento del Plan de Dios. Cristo vino a resolver las consecuencias que trajo a la raza humana las tres mentiras de Satanás. En Cristo se está cumpliendo aquella profecía incomprensible dicha desde el Jardín del Edén a la serpiente antigua. Dios dijo a “la serpiente: «Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás… Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.» (Génesis 3:14-15, BAD). Jesús seria herido en la cruz. Pero su victoria sobre la muerte marcó la derrota final sobre el mal.

  1. SATANÁS NOS TRAJO LA MUERTE. JESÚS NOS TRAJO VIDA: «Yo vine para que la gente tenga vida y la tenga en abundancia.» (Juan 10:10, PDT); “Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.” (Juan 17.3, NTV).
  2. SATANÁS ROBO LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE. Al separarnos de la Luz de Dios, la “Imagen de Dios” se perdió en el ser humano. Jesús vino a traernos la Luz: “Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida.” (Juan 8.12, NTV); «Él creó la vida y la vida estaba en él, y esa vida era luz para la gente. La Luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no ha podido contra ella… La Luz verdadera que ilumina a todo ser humano entraba al mundo.” (Juan 1:4-9, PDT). En Cristo recobramos la “imagen de Dios” que perdimos en el Edén al ceder a la tentación de Satanás de “ser como Dios.” En Cristo “podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos TRANSFORMADOS A SU GLORIOSA IMAGEN.” (2 Corintios 3.18, NTV).
  3. CONOCER Y PRACTICAR EL MAL NOS SEPARÓ DE DIOS: Recuperar la relación con Dios tuvo un alto costo: “La paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 6.23, NTV). Cristo pagó por nuestros pecados: “él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz, fue azotado para que pudiéramos ser sanados.” (Isaías 53.5, NTV).

La “SEMANA SANTA” o “SEMANA DE LA PASIÓN DE JESÚS” es una ocasión para recordar el amor de Dios por el hombre y hacer nuestro Su Plan de Reconciliación: “Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo… Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación.” (2 Corintios 5.18–19, NTV)

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