Escrito por: Emigdio González
“… las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas” Mateo 25.3
RESUMEN
El presente artículo dialoga acerca de la importancia de estar lo más preparados posible, como denominación, para afrontar los retos inmediatos y a mediano plazo que nos plantean los próximos meses y años postcovid.
Para ello se presenta una breve investigación primaria que consta de seis preguntas, motivada por la pandemia de la COVID, y la nueva normalidad como concepto y como fenómeno social, así como parte de su significación para nuestra labor.
La primera pregunta, ¿Qué es la nueva normalidad?, cita el origen y una descripción utilitaria del concepto.
La segunda pregunta, ¿Qué significará “nueva normalidad” en diferentes contextos?, brinda un panorama de las implicaciones de este concepto en diferentes órdenes, entre otros la salud, la política, la economía, la tecnología, la sociedad, la cultura y la religión. Con ello no sólo se percibe una visión de probables perspectivas del mundo en un futuro inmediato, sino de una posible ruptura con la mentalidad de mucho de lo que se ha considerado como “normal”, lo cual puede resultar pertinente también a nuestra denominación.
La tercera pregunta, ¿Qué propósito tiene establecer una “nueva normalidad”?, valora el criterio de que toda nueva normalidad es una herramienta para restablecer la satisfacción de las necesidades fundamentales de las personas. Así se da a conocer la clasificación del economista chileno Manfred Max Neef sobre las nueve necesidades humanas fundamentales, y una breve reseña del uso socioeconómico que dicho autor hace de su clasificación.
La cuarta pregunta, “Y en nuestro contexto denominacional, ¿tendremos una “nueva normalidad”?, aborda el meollo del artículo adentrándose en los siguientes aspectos:
- ¿Cómo nuestra versión de nueva normalidad podría abordar y satisfacer las necesidades fundamentales de las personas a partir de una clasificación bíblica de esas necesidades?
- ¿Cómo una clasificación de las necesidades fundamentales de nuestras instituciones puede ser una aproximación a la satisfacción de las necesidades de las personas?
La quinta pregunta, ¿Y cuándo comenzará nuestra “nueva normalidad”?, plantea razones necesarias, posibles y convenientes para recomenzar de inmediato las tareas de nuestro Programa Luz Para Mi Tierra.
Y la sexta pregunta, La pandemia: ¿Tiempo perdido?, exhorta a reconocer la tragedia que hemos estado viviendo como una oportunidad que nos da el Señor para aprender lecciones y seguir adelante.