Una genealogía no solo presenta el origen de la persona sino también su trasfondo familiar y su herencia. Normalmente la genealogía muestra quiénes estuvieron involucrados en el origen del individuo y cuál ha sido el legado de cada uno de los contribuyentes a la formación y el desarrollo familiar. ¿Qué clase de trasfondo familiar escogió Dios para su Hijo? Se sorprendería al notar la variedad de gente que conforma el pasado de nuestro Señor.
Evidentemente salta a la vista que hay personas de toda clase y distinción. Podemos comenzar notando la presencia de Abraham, el padre de la fe; Jacob de quien salieron las doce tribus; David, el rey de Israel; Asa, Josafat, Uzías y Josías quienes fueron reyes que hicieron lo bueno delante del Señor guiando al pueblo a temer a Dios. Todos ellos son muy notables por haber alcanzado grandes hazañas y quizás pensemos que merecieron estar en tan ilustre lista de nombre. Pero olvidamos muchas veces que algunos de ellos cometieron grandes errores: mintieron, engañaron y adulteraron. Junto a ellos podemos mencionar a Judá quien se acostó con su nuera; Salomón quien tuvo mil mujeres y se volvió idólatra al final de su vida; Roboam quien provocó la división del reino; Jotam, Acaz, Manases y Amón quienes hicieron lo malo como reyes delante de los ojos del Señor inclinando el corazón del pueblo hacia la adoración de otros dioses. Suficientes nombres para manchar tan distinguido linaje.
Es notable también que Mateo cite el nombre de cuatro mujeres con un trasfondo interesante dentro de la familia de nuestro Señor. La primera en ser mencionada es Tamar, una cananea que se casó con dos de los hijos de Judá pero que al final termina acostándose con su suegro debido a la muerte de sus esposos para reclamar un derecho que le estaba siendo negado: levantar un descendiente. La segunda es Rahab quien es conocida como la ramera de Jericó y quien tampoco provenía de la descendencia israelita. La tercera es Rut, una moabita quien regresa con su suegra Nohemí tras la muerte de su esposo, uno de los hijos de esta última. La cuarta es Betsabé quien fue mujer Urías, uno de los valientes de David, y a quien el rey David tomó sabiendo que era la mujer de uno de sus hombres de confianza. Esta es una cualidad del listado de Mateo que no es vista a menudo en otros listados. La gran mayoría de estas mujeres fueron extranjeras y aun así están en la familia de nuestro Señor.
Por último tenemos a los desconocidos en este listado. Hay un buen número de nombres que ni siquiera aparecen en el Antiguo Testamento. Sin embargo todos ellos forman parte del maravilloso plan de Dios de traer a su Hijo al mundo. El único rol que jugaron fue ser continuidad hasta que se cumplió el tiempo de la venida del Señor. Ellos no hicieron algo que les mereciera el derecho a formar parte de la familia de Jesús.
La genealogía de Jesús nos muestra que él es el Salvador de todos. Si Dios hubiese escogido una línea perfecta por la cual traer a su Hijo entonces ninguna opción hubiese sido posible. Todos somos pecadores y de una manera u otra estamos identificados en esta genealogía. Algunos quizás hicieron cosas de las cuales se sientan profundamente avergonzados pero la gracia de Dios les alcanzó. Otros quizás no han hecho algo notorio en la vida por lo cual crean merecer la salvación pero la gracia de Dios les alcanzó. Por último, muchos quizás ni siquiera teníamos derecho a participar de las promesas y los privilegios del pueblo de Dios por ser extranjeros pero la gracia nos alcanzó y de ambos pueblos Dios hizo uno solo derribando la pared intermedia que nos dividía por medio de su Hijo Jesucristo. En Cristo somos una sola y gran familia por la fe.
La navidad es para decirle al mundo que todos pueden tener un lugar en la gran familia de Dios si existe un verdadero arrepentimiento y una fe genuina en la obra de Cristo. Cristo ha nacido en mi corazón ¿y en el tuyo?
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