Efectos del coronavirus en los cristianos y el cristianismo.

AUMENTO DE LAS TENSIONES FAMILIARES.

La biblia resalta desde los comienzos el valor de la: casa, clan, hogar, familia. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Gen. 2: 24. Siendo esta la primera institución creada por Dios, para transmitir los valores morales, la espiritualidad sanamente entendida y vivir un disfrute pleno en todos los aspectos humanos. Debemos señalar que, aunque ha cambiado la composición de la familia, la esencia de su razón de ser no ha sido alterada.

De forma rápida y letal se expandió este coronavirus sin cura, y nos precisó a tomar medidas rápidas y radicales. Es un hecho la pandemia nos ha cambiado la vida a todos. Estamos enfrentando una amenaza de salud, como una crisis social y económica, creando situaciones extremadamente desafiantes, particularmente para la familia. La casa, espacio físico donde la familia, resguarda la intimidad, se intercambian responsabilidades de la vida cotidiana y se manifiestan los afectos, vino a ser el epicentro de la reclusión.

El impacto en las condiciones de vida de, niños, adolescentes, abuelos, y en las maneras de guiar el hogar de los padres, nos encienden las alarmas. Obligándonos a reinventarnos en muchos frentes. El aislamiento forzoso, nos obligó a cortar de cuajo nuestras relaciones habituales y hábitos de vida; quedando en el olvido los besos y los abrazos.

En el tema anterior hablamos sobre las afectaciones a la espiritualidad de los cristianos. En esta ocasión el tema familia, es el que nos ocupa, por lo que partimos de los elementos que han llevado al aumento de las tensiones familiares. Debemos recordar que ha sido el miedo quien nos ha llevado al encierro, lo que ha desencadenado una serie de situaciones, y estas a su vez han dado lugar a males mayores. La desesperación, perdida de la libertad, aburrimiento, insomnio, irritabilidad, ira, ansiedad, escasez, hacinamiento, etc., han desencadenado situaciones de convivencias. Las estadísticas nos hablan de un aumento de la violencia, de las enfermedades psiquiátricas, cerebrovasculares y, del suicidio. También es un hecho el descenso en las uniones matrimoniales.

Aunque la pandemia es la misma para todos, cada familia ha tenido una reacción diferente ante la misma. Esta agobiante situación, también, es una oportunidad de pasar un difícil examen familiar.

Podemos ver la parte positiva y recordar las palabras de Pablo: Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien. Ro. 8: 28. Este ha sido el tiempo para detener el ritmo acelerado de la cotidianidad, estrechando vínculos afectivos, tiempo de reflexión y análisis de los roles personales, momento de retomar o profundizar la fe, y la oportunidad para ver prosperar la solidaridad y la empatía a nivel personal, familiar y social.

Las situaciones de reclusión pueden descubrir lo bueno y lo malo de las personas. La capacidad de descubrirlo supone preparación para afrontar distintas vivencias, mantenerse alerta y establecer pautas que nos permitan convertir nuestra familia en ese destello de eternidad tan deseado por el Creador.

Los padres como guías.

Como nunca antes los miembros de la familia han estado obligados a pasar tiempo juntos. Los padres han tenido que asumir nuevos roles sin previa preparación. Tienen que ejercer de, cuidadores, maestros animadores de recreación, jueces y pastores. Todos, niños, jóvenes, adultos, estamos tratando de adaptarnos a la nueva normalidad, de la mejor manera. Así que tener una hoja de ruta nos ayudará a lograr el mayor provecho en este proceso de adaptación. Por lo que es hora de asumir el rol dado por Dios a los padres y criadlos (hijos) en disciplina y amonestación del Señor. Ef. 6: 4b. Ellos deben tomar el control y guiar de la mejor manera la familia.

¿Son necesarios los horarios?

Una de las cosas que más ha sufrido, en este tiempo son los horarios. Por lo que los guías del hogar deben supervisar y organizar la vida en la nueva normalidad. La biblia nos recuerda la importancia del tiempo así que andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo. Col. 4:5

Insistimos que comenzar “todos juntos” el día es fundamental. Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración a ti. Sal.5:3. Gracias al confinamiento podemos decidir comenzar en oración y lectura de la biblia todos juntos. También es ideal hablar del plan a desarrollar en el día, y ponerlo en las manos de Dios. Martin Lutero, cuando le preguntaron sus planes para el día siguiente, respondió: “trabajar, trabajar, desde temprano hasta la tarde. De hecho, tengo tanto que hacer que voy a pasar las primeras tres horas en oración.” Grandes hombres de Dios en el pasado lo hicieron y, funcionó perfectamente para ellos. Un buen “desayuno espiritual” es el mejor antídoto, para la depresión, ira, temor… Esto lo sabemos todos los cristianos, lo que nos falta a veces es disposición para hacerlo.

Cuide su cuerpo, recuerde: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Cor. 3: 16. Aléjese de los excesos, especialmente de azúcar, grasas y sal. Lo que comemos y bebemos puede afectar la capacidad de nuestro organismo para prevenir y combatir las infecciones y para recuperarse de ellas. Debe existir sintonía entre su fe y su sentido común. Oremos por sanidad, comamos y bebamos saludablemente.

Los padres que hacen de maestros, por favor asuman esto con la mayor seriedad posible. Sabía usted que cristianos han ido a la cárcel, por enseñar a sus hijos en casa. ¡Que sentido del humor tiene nuestro Dios!

Ahora usted puede ser el maestro de sus hijos sin problemas.

Ponga en su agenda el tiempo de esparcimiento. Hacer juegos de mesa, ejercicios, ver programas juntos (No de TV). Existen dibujos animados, series y películas cristianas de excelente calidad. Le puede parecer radical, pero hace más de 12 años que no tengo antena en mi TV. Ah y no la extraño.

¿Qué hay del dominio propio?

Por obra y gracia de las circunstancias los guías son convertidos en psicólogos. Deben lidiar con las emociones. El encierro agobia y dispara los ánimos por lo que debemos marcar los límites. Ante las situaciones de pataletas, riñas y palabras fuertes se debe mantener el control. Gracias a Dios, son muchas las cosas que podemos hacer para cuidar nuestra salud mental y ayudar al familiar que puede necesitar nuestro apoyo. Es tiempo de demostrar que estamos rendidos al Señor, y que su paz inunda nuestro ser. Intente limitar el tiempo que ve, lee o escucha noticias que le causen preocupación o tensión. Una de las estrategias del enemigo de las almas ha sido infundir miedo. Y lo está logrando, prueba de ellos es el aumento considerable de los suicidios. En Japón se acaba de crear el Ministerio de la Soledad, con el fin de abordar este problema. Nuestra fe es: la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. He. 11: 1. En ella tenemos una poderosa herramienta para enfrentar los miedos, preocupaciones, malos pensamientos, y posibles adicciones.

¿Hay que definir los roles?

Malos manejos han ido en detrimento de la manera en que los miembros de la familia interactúan. Llegando a ser crítica la situación en tiempos de coronavirus. Pero esto no es nuevo en las familias, el apóstol Pablo dice: Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos. Ef. 6: 1. Así que aproveche este tiempo y distribuya las obligaciones, todos las tenemos en el seno familiar. Si todos cooperamos será mucho más llevadera la pandemia, y servirá para corregir frases como: tú no tienes que trabajar, solo estudia. La escasez de recursos en el ordenamiento económico nos obliga a todos a usar el ingenio y, a ser parte de la solución.

No debemos hacer del hogar una unidad militar pero no debe pasar que cada uno ande por su cuenta, porque entonces los biorritmos serán alterados y la familia se verá desestructurada.

¿Nos llegó la hora?

Este ambiente no tiene nada de felicidad sino de frustración, miedo e incertidumbre. Están surgiendo muchos problemas. El pueblo cristiano ha estado enseñando, e incluso cantando por años, de los principios bíblicos, de la fe, de la oración, de los valores con relación a la familia. Hemos gritado a los cuatro vientos, “que bien se vive con Jesús en el hogar.” Nos llegó la hora de demostrar nuestras creencias. Una familia sabia edifica su casa sobre la roca. Mat. 7: 24. Nada como este escenario, para profundizar en nuestros valores. Estamos obligados a dar lo mejor de nosotros, por amor a Dios y a nuestra familia. Dios sigue disponible para los que le buscan. La biblia es una fuente maravillosa de soluciones para todas las situaciones.

Una familia unida es invencible. Capaz de enfrentar al más grande de los gigantes, al más desafiante de los retos, al más oscuro de los ambientes. Unidos saldremos fortalecidos, y equipados para cumplir el ideal bíblico de convertir el hogar en un reflejo de los goces en la eternidad.

¿Usted lo cree? Hágalo realidad.

Ese año me privaron de la primavera y muchas otras cosas, pero aun así las florecí, llevé la primavera, dentro de mí y nadie me la puede quitar. Gabriel García Márquez (El amor en los tiempos del cólera)

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